viernes, 23 de diciembre de 2011

Yo te maldigo 2011

   El año termina como empezó, con la gente más tensa que Marco el día de la madre. Los que eramos pobres, lo seguimos siendo (a no ser que te haya tocado algo éste año, a mi me han tocado mucho, pero los cojones, y eso no cuenta aún para ser rico) y los que eran ricos, lo son más. Nada nuevo bajo el sol, la jodida historia de siempre.

   Están los que nadan y guardan la ropa, los que nadamos en pelotas y los que se ahogan, de éstos últimos, tal como está la cosa, nos empezaremos a olvidar pronto pensando "uno menos para repartir", y si no, al tiempo. La crisis y cualquier situación límite es capaz de sacar lo peor y lo mejor de cada uno, y mucho me temo que estamos en la punta del iceberg, queda aún bastante por ver y mucho por callar.

    Hay pescadores, de caña larga, dientes afilados y cara de cemento, que al ver el río tan revuelto se afilan sus podridas uñas y babean al ver esos suculentos peces gilipollas que intentan nadar contra corriente, cansándose y convirtiéndose en presa fácil. A todos éstos, malditos todos, les deseo una anafrodisia permanente o que un día se emborrachen y acaben con la vieja de wikipedia en la cama.

  Volviendo al 2011, dejamos atrás Terremotos y Tsunamis con Héroes jugándose la vida ante la radiación y  miles de muertos por las calles así como cientos de miles de desplazados que ya no tienen hogar.

  Pero este blog no lo lleva Pedro Piqueras, así que no haré un resumen a lo Telediario, no hablaré de ETA, ni de muertos por muy famosos o ídolos que fueran.

  Lo que si deja éste año son a muchos estómagos agradecidos realmente felices por dejar a su líder en el poder, ojo, y esto hay que decirlo porque hay mucho fanático de "O estás conmigo o estás contra mi", por supuesto que estoy contra ti, pero no con quien tu crees ;)
  Enhorabuena, lo habéis conseguido entre todos, ahora toca repartir, y sois muchos, oh, que gran putada ¿eh?

Pero por encima de todo, éste año, queda para mi, el grito mudo:

Y se ha quedado mudo, no porque la gente se haya conformado, no porque la gente ya esté contenta. Contra el grito mudo, desde los gobiernos, instituciones y medios desinformativos se ha llevado a cabo una guerra contra la ciudadanía, se nos ha insultado, pegado, vilipendiado, injuriado, falseado, ninguneado, les ha faltado quemarnos nuestras casas y secuestrar a nuestras mujeres (véase el símil histórico, que había indignados e indignadas, todos y todas con sus pancartas y pancartos). Este panorama era en 2011, en 2012 con menos derechos y más recortes el que salga a la calle directamente irá al paredón, para que no se pierdan las buenas costumbres. Pero bueno, para el 2012 aún queda (me comentan que no, que ya está aquí, maldito sea)

   Sea como sea, y parafraseando a Stephen King en "El cazador de sueños": Misma mierda, diferente día.
   Yo seguiré sonriendo, y seguiré cogiéndole el culo a la vida cuando me de la espalda, e intentaré sacarte una sonrisa en mi cuenta de Twitter, o tomándonos unas cervezas, porque para mi, y ya hablo de lo personal, el año termina infinitamente mejor de cómo empezó.

  Sed malos. Feliz 2012.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

La Simulación Relativa



Hay veces, que los argumentos en favor de una opinión u otra los tienes en la cabeza y no los sabes expresar, en otras ocsasiones no es que no los sepas expresar, sino que no tienes ni siquiera la base para poder explicarlo. En este caso mi amiga Pájara de Avis (@PajaraDeAvis en Twitter) ha reunido en una sola persona todos estos requisitos, tiene la base (Estudiante de Derecho) y las ideas ordenadas, además lo conjunta con un buen manejo de la palabra. Ante esto, no he podido evitar pedirle que publique en éste humilde blog el siguiente artículo, todos los méritos son para ella, y mi enorme gratitud por hacer que mi blog suba el caché. El artículo es el siguiente:




La propuesta de llamar al matrimonio entre personas del mismo sexo "unión civil" o "unión de hecho" esconde la intención de legalizar una conducta prohibida por el Derecho, que se conoce como simulación relativa.

¿Qué es la simulación relativa? Existe simulación relativa cuando aparentemente se realiza un negocio jurídico, pero, en realidad, se quiere y se lleva a cabo otro distinto. Es decir, bajo la apariencia de un negocio jurídico se oculta el negocio jurídico realmente existente. Por tanto, nos encontramos con dos negocios jurídicos: el negocio que se aparenta (negocio simulado) y el que de verdad se realiza (negocio disimulado).

En la práctica, cuando los tribunales se encuentran con un supuesto de simulación relativa, el negocio simulado es declarado nulo y el disimulado, si reúne los requisitos que la ley establece, es válido.
Hasta aquí queda claro que, en materia de contratos, las partes no pueden variar la naturaleza de las cosas ni subvertir los conceptos jurídicos. Esto es, los actos jurídicos son lo que son y no lo que se dice que son.

Pues bien, igual que no se puede calificar a una donación (entrega gratuita de una cosa) de compraventa (intercambio de una cosa por dinero), tampoco se puede calificar de "unión civil" o de "unión de hecho" a una institución con la misma naturaleza, los mismos requisitos y los mismos efectos que el matrimonio.

Si matrimonio y "unión civil" o "unión de hecho" tienen la misma naturaleza, los mismos requisitos y los mismos efectos, deben tener una misma denominación.
La naturaleza del matrimonio y su calificación como tal es la que intrínsecamente le corresponde a tenor de lo contenido en el Código Civil, no depende ni puede dejarse al arbitrio de la concepción que tenga del mismo una mentalidad más o menos abierta.

¿Qué se pretende instaurando legalmente una designación diferente para hacer pasar por “unión civil” o “unión de hecho” lo que a todos los efectos es un matrimonio? ¿Qué se quiere conseguir legalizando conductas análogas a la simulación relativa, prohibida por el Derecho? No hay respuesta lógica y satisfactoria basada en Derecho para estas preguntas.

Quizá, lo que se pretende es una segregación por razón de la orientación sexual. En cuyo caso, estaría más que justificada esa esquizofrenia jurídico-conceptual.
Esquizofrenia que, en muchas ocasiones, encuentra justificación en la concepción tradicional de matrimonio: unión entre un hombre y una mujer con la finalidad de constituir una familia.

Pues bien, a los amantes de la tradición les quiero recordar la evolución que han sufrido otras instituciones jurídicas tradicionales. Por ejemplo: la patria potestad, cuyo origen se encuentra en el Derecho Romano.

La patria potestad era un poder absoluto sobre todos los sometidos a potestad, que sólo podía ser ejercido por el pater familias, un hombre, e incluía el derecho de vida y muerte sobre los hijos.

Sin embargo, en la actualidad, la patria potestad se configura como el conjunto de deberes y obligaciones que la ley impone a los padres respecto a los hijos.
¡Observad el cambio! De tener pleno poder sobre los hijos, pudiendo, incluso, decidir sobre su muerte, a ser deudor de todo aquello que sea necesario para su alimentación, vestido y educación.
¿Por qué sí puede evolucionar una institución como la patria potestad y no puede hacer lo mismo la del matrimonio?

Según Rajoy, la única razón es “no herir sensibilidades”.

Muy bien, puesto que las sensibilidades que es preciso salvaguardar son las de los sectores más conservadores de la sociedad, obviando la del colectivo LGTB, propongo mantener la doble nomenclatura planteada por Rajoy, pero sustituyendo “unión civil” o “unión de hecho” por la palabra “contubernio”.

¿Por qué “contubernio”? Porque puestos a ser respetuosos con la tradición, más concretamente con la tradición jurídica romana, de la que se deriva n
uestro Derecho, respetemos la dicotomía romana que distinguía entre matrimonio, término reservado para la unión de ciudadanos romanos libres, y “contubernio”, que designaba la unión entre esclavos. Y, de paso, seamos sinceros y respetemos también la finalidad perseguida por el ordenamiento jurídico romano y por la medida que propone denominar a una misma institución de forma diferente por razón de la orientación sexual de las personas que la forman: el establecimiento de nuevos estatus jurídicos.



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